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Una de mis reflexiones de madrugada

El texto que hoy os escribo, comencé a escribirlo la noche del 30 de abril mientras estaba en Alemania. Ese día estuve en un concierto al aire libre donde había hogueras, puestos de comida y bebida y bastante gente reunída contemplando el espectáculo y llenando sus estómagos… Al tiempo que vaciaban la cartera.

El tema del que quiero hablar hoy es del vacío. De mi acceso a ese vacío, de la manera en la que lo logro alcanzar. No tanto de cómo me siento así… Porque no podría describirlo, se tiene que vivir para conocer lo que se siente. Tomad como ejemplo lo que transmita.

Cortesía de http://manifiestobizantino.blogspot.com/

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Escribo estas palabras mientras contemplo y atizo las ascuas de una gran hoguera. Por alguna razón que prefiero no desentrañar, el fuego siempre ha sido para mí una poderosa ayuda y algo cautivador que ha limpiado y vaciado mi ser cuando mi conciencia y mi alma estaban saturadas de pensamientos o sentimientos.

De pequeño, me gustaba quemar cosas sólo por ver cómo las llamas danzaban. Quemar hojas de papel, troncos en una estufa u hoguera, velas en la íntima oscuridad del hogar…

Todavía hoy recuerdo la primera vez que acudí al fuego para conseguir el vacío pleno. Acababa de cerrar una novela fantástica, una de las muchas que pueblan mi casa y llenan los rincones que menos se espera uno… Y persistía en mi conciencia la imagen de un guerrero que, antes de entrar en la batalla, se concentró en imaginar una gran llama y dejar que consumiera todo dentro de él.

Esta llama purificadora debía vaciar al guerrero de tal manera que su mente y su cuerpo se hicieran uno para ejecutar su mortífera danza con letal precisión y exactitud. Esta unificación de ambas esferas en pensamiento y acción prácticamente instantáneos y sin grandes esfuerzos, fue lo que más fuertemente llamó mi atención. Probablemente como yo, tú que estás leyendo esto ahora sabrás que en bastantes ocasiones se dificulta -si no imposibilita- la tarea de traer a la realidad lo que se encuentra en tu interior.

Fue al cerrar esa novela cuando decidí probar por mi cuenta. El funcionamiento fue inmediato prácticamente. Pero muy diferente de lo esperado, pues se apoderó de mi conciencia una extraña idea: me encontraba entonces totalmente relajado, totalmente en calma, imperturbable. Resultados posteriores llevaron a que me ayudó a aprovechar mi espontaneidad natural, en varios aspectos.

Por aquel entonces, un psicólogo me enseñó las ventajas de meditar y visualizar para armonizar la conciencia, el pensamiento y los sentimientos, la energía interior, etc. A raíz de investigar en ello fue como llegué a conocer también la psicokinesis, de la cual acabé derivando al manejo de energías (y por ello siento natural afinidad, como comenté en los artículos de las «memorias de mis primeros pasos en lo paranormal»), como con el viento.

Todavía siento, como siempre de un tiempo a esta parte -ese tiempo donde practicaba fervorosamente para tratar de manipular corrientes de aire-, el viento rodeando mi cuerpo y el sitio donde estoy. Hace años ya desde que me embarqué en la práctica de ciertos menesteres, pero me dura todavía la capacidad de sentir constantemente el viento que me rodea (aunque no hubiese corriente ninguna). Algunos pensarán en ello como algo opresivo pero yo nuevamente encuentro un respiro en ello.

Me pasa igual con la luz del sol, con el aroma de un libro nuevo, con ciertos perfumes, con algunas comidas (que yo mismo cocine o mezclas de platos de cocina por encargo), con algunas actividades poco frecuentes (como moverme deprisa por sitios atestados de gente esquivando a las personas y objetos, cosa que me gusta hacer desde pequeño), y otras más difundidas (como practicar deporte o artes marciales, escribir algo). Generalmente acabo escribiendo reflexiones de todo tipo: cartas/mails a personas que no veo a menudo, algún relato que otro y artículos para el blog, fragmentos para una novela que llevo unos años escribiendo; o para completar, detallar y expandir el libro que os ofrezco a vosotros los que me seguís en internet para conocer estos asuntos que transmito desde hace tiempo ya en vista de la posibilidad de que una editorial se quiera encargar de ello.

A quien pueda interesarle… Para hacernos a la idea, son entre 7 y 8 años usando internet activamente y aconsejando a las personas por este medio, pero haciendo el trabajo a propósito es algo menos de tiempo; por ejemplo, el blog cumplió un año de vida el día 6 de mayo, y el 1 de junio se cumplen 4 años de la que considero mi prueba de fuego en cuanto a socializar, el 10 de septiembre se hacen los 7 desde que aconsejo a gente por internet y el 3 de septiembre los 8 añitos usando internet.

Internet me ha prodigado bastantes cosas. Oportunidades para aprender mucho y descubrir personas y conocimientos fascinantes, lugares maravillosos y sobrecogedores… Y montones de cosas que quiero hacer o probar antes de morirme. Además de eso ha sido el lugar donde he podido conocer a las personas que más han tenido que ver en mi desarrollo personal. Ya sea relacionándose conmigo de alguna manera tanto como escuchando mis ideas y aportando su punto de vista a mis exposiciones.

Hay tanto en el mundo que puede estimular a una persona a crecer y a cambiar que no me cuesta mucho explicarme a mí mismo y a cualquiera con ganas de escuchar, la razón por la que las personas más frágiles en cuanto a carácter y fáciles de influenciar, cambian constantemente de parecer. El truco -como os cuento en el libro y como cuentan muchos eruditos antes que yo- está en la simplicidad pura. En acudir a la fuente primordial, y dejarse guiar por el vacío y la plenitud. En otras palabras, por el exceso y el defecto. Por el Ser (el mundo tangible y fenoménico que da forma al No Ser), y el No Ser (el mundo intangible y causal que mueve al Ser).

Por el Ying y el Yang, dos tipos de energía que se supone son la forma en la que todo se manifiesta, como dos cosas que aun siendo opuestas se incluyen mutuamente (pues no hay algo puramente Ying ni puramente Yang, todo contiene al menos una ínfima parte de la otra energía), y a su vez una puede transformarse en la otra como parte de su ciclo. Masculina una, femenina la otra. Y así con eternas dualidades.

Me muevo en un mundo donde el único dios es la mente y el uso que de ella se haga, donde todas las personas tienen el derecho y tal vez el deber de descubrir su propia divinidad latente y aceptar los dones que verdaderamente le corresponden. Mucha gente desconfía de augurios y profecías. Yo escogí creer en una profecía concreta de los mayas que anuncia «el fin del mundo tal como se ha conocido». Y escogí darle el significado de que por fin la raza humana trascendería sus limites autoimpuestos y autoinducidos, y alcanzaría una nueva forma de vida motivada por grandes cambios a múltiples escalas.

En vez de creer en la destrucción de nuestra especie y nuestro mundo -cosa que la parte de mi ser que odia ambas cosas desearía con ganas-, he decidido creer en la posibilidad de la evolución y un nuevo amanecer.

El tiempo es el gran maestro que todo lo presencia y nos brinda todas las respuestas…

Así pues, vivir para ver.

Kheldar

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Nota para todos aquellos que lleguen a este punto: Si has llegado a leer aquí desentrañando todos los párrafos del escrito, mis felicitaciones. Si has conseguido comprender o aprehender la esencia de lo que te cuento, mis respetos para contigo. Si tienes el interés en emprender la labor de conocerte a ti mismo y hacer el mejor uso de tus capacidades, mis bendiciones van contigo.

No es un camino fácil y no está hecho para quienes quieren gratificaciones sencillas e inmediatas. Pero los resultados de ello son incuestionables. Decidir cambiar tu vida a mejor es algo que tiene su eficacia porque como dice el señor Zig Ziglar:

«No puedes actuar de una manera inconsistente con el modo en que te ves a ti mismo».

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